En efecto, se trata de una criatura legendaria que tiene su origen en las zonas selváticas de países como Perú y Bolivia, a su vez vinculada a mitos que llegan hasta los incas. En algunas regiones también se lo conoce como Ucumarí, Jucumari o Ucumare.
“Es el hombre oso, al que se lo representa en distintos grados de hibridación: desde un oso de baja estatura, feo y peludo, con ligeros rasgos humanoides, hasta un hombre bestial, totalmente cubierto de pelos, larga barba y frente angosta…”
Así se describe a Ucumar (oso, en aymara) en el libro ‘Seres sobrenaturales de la cultura popular argentina’, de Adolfo Colombres, señalando que la criatura vive en cuevas, en el fondo de las quebradas, pero merodea los ríos y las vertientes, donde pueden hallarse sus pisadas similares a las de un oso.
En el libro ‘Estudios de voces tucumanas: derivadas del quichua’ de Manuel Lizondo Borda, publicado en 1927, se vincula al Ucamar -o al resurgimiento del mito- con un hombre que por aquellos años vivía en los montes de Tucumán, aterrorizando a los lugareños.
“Llamábase así a un hombre casi bestial, feo, peludo, que vivía en los montes tucumanos, hace varios años, y que ocupó mucho la atención pública hasta que fue preso por las autoridades: Se le atribuían raptos de muchachas», dice el autor.
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